Mi amiga Sonsoles ha puesto en marcha ZUVY, una novedosa iniciativa que aúna el mundo de los viajes con la cooperación al desarrollo. El servicio web de Zuvy permite a cualquier viajero encontrar experiencias solidarias para incluir en sus viajes, de forma que puede conocer y compartir el día a día de estos proyectos durante uno o dos días. El viajero realiza una contribución económica al proyecto, y no menos importante es el beneficio que puede suponer la concienciación y la promoción en su país de origen. Os invito a entrar en la página web de zuvy y buscar experiencias que se adapten a vuestros viajes.
A través de Zuvy pude contratar la experiencia «Sabores del Ande», que ofrece la asociación «La Tierra de los Yachaqs» (los sabios), en la pequeña comunidad de Huchuy Qosqo. Nada más llegar, Paulina, la presidenta de esta asociación, me ofreció una calurosa bienvenida con flores. Ya en la cocina, me ofrecen un mate y voy conociendo y conversando con las señoras con quienes compartiría el día. Me cuentan cómo surgió la idea y que llevan varios años preparándose para recibir turistas. Codespa, una ONG española, les ha ayudado a capacitarse y promocionar el proyecto.
La actividad consistía en preparar una comida, con ingredientes y al modo tradicional de los andes peruanos. Así que nos pusimos manos a la obra, ¡¡a cocinar!!. Primero, empezamos a pelar el maíz y el olluco (parecido a la patata).
Mientras un par de señoras ponían la comida al fuego, otro grupo fuimos al huerto para recoger maíz y otros ingredientes. Allí cultivan casi todos los elementos de su dieta, basada en maíz y patata (en ambos casos hay miles de variedades y colores). Se trata de agricultura 100% ecológica, no utilizan nada artificial. Me dejaron llevarme un choclo para casa, que luego regalé a un amigo en Lima, y me aseguró que estaba rico.
Vueltos del huerto seguimos preparando la comida. De primero, una sopita muy rica con maíz. El plato principal era en base a olluco, un tubérculo que se utiliza mucho en la zona. Sentados en la cocina, me explicaron sobre la alimentación y los productos de la zona, pero también me hablaron de su cultura, su lengua, sus tradiciones, su vestimenta y un largo etcétera. También a mí me preguntaron con interés y curiosidad… si me gusta Perú… cómo se vive en España… si comemos las mismas cosas… En definitiva, fue una gran oportunidad para interaccionar con las personas de esta comunidad durante toda la mañana y compartir con ellas ideas y experiencias. Desde el primer momento noté una total naturalidad, haciendo actividades que forman parte del propio día a día de estas personas; una autenticidad que raras veces se encuentra (y mucho menos en la región de Cusco).
Terminado el trabajo, nos sentamos a la mesa a disfrutar de la comida, y ¡¡la verdad es que quedó genial!!
Esta asociación también organiza otras actividades en distintas comunidades, como por ejemplo fabricación de textiles o rutas por la tierra de las llamas. En esta comunidad también ofrecen alojamiento rural, que al parecer está muy vacío, seguramente porque los viajeros desconocemos estas opciones; claro, no sale en el Lonely Planet.
Cada vez hay más actividades de este estilo. Todo ello dentro de una concepción de turismo responsable que compartimos Sonsoles y yo, Codespa y muchas otras personas; un turismo que respete a las comunidades locales, auto-gestionado por ellos y que contribuya a mejorar su calidad de vida.